viernes, 2 de diciembre de 2016

Pedro Sánchez, Santiago Carrillo. ¿Vidas paralelas?

Cuando Pablo Iglesias Posse el día 2 de mayo de 1879, a sus 28 años, funda el PSOE, junto con un grupo de internacionalistas expulsados por los bakuninistas de la Federación Española de la Internacional, no podía imaginar que su criatura tendría dos almas que pondrían a prueba la unidad del partido dese el inicio de su andadura. ¿Marxismo o social democracia? ¿Izquierda radical o moderada?
El programa defendido por Iglesias se plasma en un texto con un acentuado dogmatismo marxista en lo que se refiere al análisis de la sociedad, que procedía directamente de los escritos de Karl Marx y de Jules Guesde (articulista del periódico L’Égalité a través del cual difundió las ideas marxistas en Francia), pero que tenía escaso acomodo con la realidad española, en la que el proletariado era minúsculo y la burguesía muy reducida; entre los dos no llegarían ni siquiera a la décima parte de la sociedad.
Curiosamente, el Partido Socialista surgió en sus comienzos sin la "E" de español, ya que al marxismo no le agradaba la idea de nación porque su cosmovisión era la de una sociedad dividida únicamente en esas dos clases supuestamente antagónicas, la burguesía y el proletariado. Cómo ha cambiado el cuento con Pedro Sánchez que ve no una sino varias naciones. Pero, sobre eso trataremos más adelante.

La ambigüedad no era uno de sus vicios en los primeros años del PSOE.
Cuando Pablo Iglesias subió por vez primera a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados el 7 de julio de 1910, su intervención demostró su talante revolucionario y antidemocrático, llegando a amenazar de muerte a Antonio Maura, líder conservador:
«El partido al que yo represento aspira a concluir con los antagonismos sociales, a establecer la solidaridad humana, y esta aspiración lleva consigo la supresión de la Magistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del Ejército, y la supresión de otras Instituciones necesarias para ese régimen de insolidaridad y antagonismo».
«El partido socialista viene a buscar aquí lo que de utilidad puede hallar, pero la totalidad de su ideal no está aquí; la totalidad entiende que ha de obtenerse de otro modo. Es decir, que este partido… estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita . . . ».
«Tal ha sido la indignación producida por la política del Gobierno presidido por el Sr. Maura en los elementos proletarios, que nosotros . . . hemos llegado al extremo de considerar que antes que Su Señoría suba al poder debemos llegar hasta el atentado personal».

El espacio político marxista estaba perfectamente ocupado y guardado por el incipiente partido socialista. Poco margen y utilidad quedaba para una formación comunista nominal. Hasta que, en octubre de 1917, los soviéticos se hicieron con el poder en Rusia. Y los revolucionarios españoles se revolucionaron algo más todavía.
Cuando las potencias del bando aliado, de la IGM, intervinieron apoyando a los blancos frente a los rojos en Rusia, y Francia solicitó a España su colaboración, la respuesta de los revolucionarios patrios fue el hermanamiento con los soviets. De este modo, en diciembre de 1919, el II Congreso de la Confederación Nacional del Trabajo determinó que los obreros de las fabricas de armas y municiones debían negarse a fabricar materiales destinados a la lucha contra el Ejército Rojo y se conjuró para convocar la huelga general y torcer el brazo al Gobierno, en el caso de que este tratase de enviar tropas a Rusia atendiendo el requerimiento francés.

También el PSOE, en su Conferencia de la primavera de 1919, se pronunció contra cualquier modo de intervención en Rusia . . . y por la huelga general en el caso de que la hubiera. Y, para no ser menos, el Congreso Agrario de la UGT de Andalucía y Extremadura acordó, en 1920, expresar «su simpatía a la República Rusa de los Soviets y exigir su reconocimiento por el Gobierno español».
Todos los revolucionarios de España, prietas las filas y como un solo camarada, montaban guardia para defender al joven País Soviético, paradigma del progreso y adelanto en la tierra de las maravillas del cielo. Pero esta complicidad en la defensa de la incipiente aventura soviética trajo a la postre las primeras fisuras en el partido del Sr. Iglesias Posse, quien soportaría con disgusto que el primer secretario general de la UGT, sindicato creado por los socialistas en 1888, Antonio García Quejido, más tarde fuera fundador del Partido Comunista de España y uno de sus primeros secretarios generales.

Causa de males y banco de pruebas de las dos almas del PSOE fue la creación de la III Internacional Comunista, en marzo de 1919, donde se alzaron victoriosas las tesis del marxismo-leninismo sobre las del reformismo. En el partido socialista, y de manera especial en sus juventudes, se produjo cierto movimiento de adhesión a la Internacional Comunista. Ya cuando se constituyó en Madrid un Comité Nacional de los Partidarios de la III Internacional participaron líderes socialistas. Y el 15 de abril de 1920, en la Casa del Pueblo de Madrid, en uno de esos famosos golpes de timón, que para algunos gustos son demasiado frecuentes en la organización, se reunió en Asamblea Nacional, con un solo punto en el orden del día: Necesidad de transformar la Juventud Socialista en Partido Comunista.

Pocos meses después en un congreso extraordinario del PSOE, reunido en julio de 1920, se lió la parda. La mayoría se pronunció por el ingreso en la III Internacional y por el envío a Moscú de dos delegados, al objeto de entrevistarse con el Comité Ejecutivo de esa Internacional Comunista. Pero la nueva ejecutiva, que no era tan radical como sus bases, supo desvirtuar la resolución del Congreso, condicionándola de tal forma que, de hecho, anulaba su valor. Pero la simpatía de las llamadas masas socialistas hacia la Revolución de Octubre era tan grande y tan patente su disgusto por el resultado del Congreso, que el PSOE tuvo que publicar un manifiesto firmado por Pablo Iglesias y demás prebostes de la nueva ejecutiva, con este texto:
«No estamos conformes con las condiciones que impone la Tercera Internacional de Moscú; pero afirmamos hoy, como lo hicimos desde el primer día de la revolución rusa, que estamos, sí, plenamente identificados con aquella revolución; con ella principia la era del desmoronamiento capitalista y la de las realizaciones socialistas; por ella, por su esfuerzo y gracias a su sacrificio, los demás pueblos recogerán beneficios que se han de traducir en una renovación de sus instituciones sociales; con la revolución rusa estamos y a nuestro Partido le decimos, como siempre, que nos consideramos obligados a su defensa.»

Pablo Iglesias quedó tocado a raíz de la escisión que sufrió el PSOE, en 1921, cuando se opuso al ingreso en la III Internacional fundada por Lenin. Los dos delegados que fueron a Moscú para entrevistarse con los mandamases soviéticos fueron Fernando de los Ríos y Daniel Anguiano. De los Ríos se escandaliza ante la frase que le dice el propio Lenin en una entrevista: “Libertad, ¿para qué?”. Se decide, con el apoyo de Iglesias, la adopción de la línea socialdemócrata del SPD alemán en contra de la III Internacional. Pero Anguiano, García Quejido (el que fuera mandamás de la UGT) y otros líderes hacen las maletas y eligen el comunismo como compañero de viaje.

Santiago Carrillo nace en Gijón en 1915, su padre Wenceslao Carrillo era militante de la UGT y del PSOE. Así que, siendo todavía un adolescente, se afilia a las juventudes socialistas poco antes de la llegada de la República. En el 1934 alcanza la secretaría general de la organización juvenil y participa en la revolución de Asturias y en la imaginaria República Socialista de Asturias, rebelión que le llevaría a la cárcel cuando la revolución fue sofocada. Es liberado con el triunfo del Frente Popular, momento en el que se encargaría de encabezar el proceso de unificación de las juventudes, cuyo alumbramiento pasamos a relatar con la brevedad que se puede.

La izquierda socialista no era homogénea y menos aun después de la experiencia del Octubre Rojo. La parte más organizada y revoltosa del PSOE era su sección juvenil, dirigida por Santiago Carrillo, José Cazorla, Federico Melchor y otros camaradas. Las Juventudes Socialistas se habían radicalizado sobre todo después del Octubre, rompiendo con la II Internacional y con la Internacional Juvenil Socialista, asumiendo el Programa de la Internacional Comunista, y declarando que su objetivo era luchar por la dictadura del proletariado en España, muy democráticos ellos, y en el mundo mundial. En 1935, la Juventud Socialista, estaba ya más cerca del Partido Comunista que del Partido Socialista; e hizo todo lo que el buen revolucionario debe para transformarlo desde dentro: luchar por la «bolchevización» del Partido Socialista Obrero Español. Y como el amable lector puede suponer, luchar no es convencer sino vencer.

Cuando los radicales comprobaron que el PSOE no se bolchevizaba adecuadamente unificaron la Juventud Socialista y la Juventud Comunista en una sola organización, lo que tuvo lugar el primero de abril de 1936, el alumbramiento de la Juventud Socialista Unificada. La nueva entidad juvenil encabezada por Santiago Carrillo (secretario general), Trifón Medrano, Fernando Claudín y otros santos varones, proclamó que su objetivo era organizar y educar a la joven generación «en el espíritu de los principios del «marxismo-leninismo». La segunda realización unitaria fue la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), que tuvo lugar el 23 de julio de 1936, como resultado de la fusión de cuatro partidos obreros: el Partido Comunista de Cataluña, la Sección Catalana del PSOE, la Unión Socialista y el Partido Proletario. Al constituirse, el PSUC dio su adhesión a la Internacional Comunista.

El Partido Comunista de España, dirigido desde Moscú, contribuyó con todas sus fuerzas a la creación de la JSU y del PSUC. En ningún otro lugar de Europa la política marcada por el VII Congreso de la Internacional Comunista se había plasmado en logros tan deseados como la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña y de la Juventud Socialista Unificada. Con estos éxitos el PCE dejará de ser un partido minoritario, al lograr absorber unas colosales Juventudes que, dicen, contaban con 100.000 afiliados en unos momentos en los que el PCE no pasaba de los 30.000. Después de este salto cuantitativo fue más fácil que la añorada unión de las fuerzas antifascistas, entendiendo como fascista a todo aquel que no comulgue con sus ruedas de molino, que aparece en el manual del buen comunista, se concretase en la creación del Frente Popular, estanque soñado por la internacional dirigida por Stalin desde el paraíso democrático popular de la dictadura del proletariado (avisado queda el lector de que si encuentra incongruencia en esto puede ser tildado de fascista).

Los podemitas de entonces trazaron el camino a los izquierdistas de hoy. Del mismo modo que entonces se descalificaba a los Iglesias, Prieto, Caballero, Besteiro, De los Ríos . . . etc., de burgueses, golpistas, vendidos a la oligarquía, monárquicos, fascistas o reaccionarios, se ha podido comprobar, recientemente, que una decisión del órgano de gobierno del PSOE ha conmocionado a "las bases" del interior azuzadas desde el exterior.

Pedro Sánchez Pérez-Castejón nació en Madrid en 1972. Hijo de militante socialista, como Carrillo, también se afilió joven, con 21 años, al partido. Y, simile modo, su vida profesional ha estado estrechamente vinculada a su actividad política. Con motivo de la dimisión, como secretario general del PSOE, de Pérez Rubalcaba le sustituyó en el cargo después de haber ganado las primarias en julio de 2014.
Tras su designación tuvo que afrontar el reto de recuperar la confianza de los antiguos votantes del PSOE que se decantaron, en las elecciones europeas de mayo de 2014, por el nuevo partido Podemos.

Concurre como candidato a la Presidencia del Gobierno en las elecciones generales de diciembre de 2015, obteniendo los peores resultados del partido en el régimen constitucional del 78. Se vuelve a presentar en junio de 2016, tras el intento fallido de investidura para rebajar los escaños obtenidos, en el Congreso de los Diputados, de los 90 de diciembre de 2015 a los 85 conseguidos siete meses después.

Tras descubrirse las maniobras para conformar una mayoría parlamentaria con separatistas y Unidos Podemos, miembros de su ejecutiva fuerzan su dimisión que, tras rechazar el Comité Federal su propuesta de convocatoria de un Congreso Federal, presenta finalmente como secretario general del PSOE dando así paso a la formación de la comisión gestora que reclamaban sus críticos.
Desde ese momento Pedro Sánchez, como en su día hizo Santiago Carrillo, se convierte en adalid de la unidad de la izquierda . . . radical. De nuevo, las dos almas del partido fundado por Pablo Iglesias Posse libran una batalla ideológica y de poder que puede acabar, el tiempo lo dirá, con una nueva escisión como la que protagonizó Santiago Carrillo en 1936.

martes, 17 de mayo de 2016

Guernica: bombardeo, propaganda y víctimas.

Para aproximarnos a lo sucedido en Guernica, guardando una prudente distancia con la propaganda de los bandos contendientes, no estaría de más recordar que desde el comienzo de las hostilidades los dos bandos habían realizado bombardeos indiscriminados sobre poblaciones. 
Ante la sublevación del Ejército de Marruecos, la fuerza aérea y la Marina de guerra bajo el mando del Gobierno de la República, en los primeros días del conflicto, atacó objetivos civiles en el Protectorado marroquí, con el consiguiente enojo de la población que las autoridades militares supieron aprovechar en su beneficio. Estos ataques continuaron, y tras una serie de bombardeos navales sobre algunas ciudades costeras andaluzas y marroquíes, el periódico "Política", órgano de difusión de Izquierda Republicana (el partido fundado por Azaña), se vanagloriaba de haberlas dejado «inundadas de hierro y fuego».
En los meses siguientes se llevaron a cabo nuevos bombardeos. La aviación del bando nacional sobre Madrid y Cartagena, y la fuerza aérea republicana sobre Salamanca y Burgos. Gracias a la imprecisión y al escaso número de bombas que llevaban los pocos aviones participantes, ninguno de estos ataques puede definirse como devastador. 

En comparación con la Segunda Guerra Mundial hay que señalar que los bandos contendientes en la Guerra Civil no disponían de bombarderos pesados con los que realizar bombardeos estratégicos.
La Luftwaffe carecía tanto de planes como de preparación para realizarlos, como se comprobó posteriormente cuando perdió la batalla de Inglaterra. Además sus primeros aviones ni siquiera eran verdaderos bombarderos, sino aparatos de transporte a los que añadían las bombas que se arrojaban. Y ni Durango, ni Guernica eran objetivos de un bombardeo estratégico, lo que sin embargo sí era Bilbao que apenas resultó afectada. Durango y Guernica fueron bombardeadas porque constituían la retaguardia del frente de Vizcaya.
En el bando republicano quienes sí tenían planes para llevar a cabo bombardeos estratégicos eran los soviéticos, que estaban organizando una gran flota de bombarderos cuatrimotores, que resultaron ser demasiado lentos y obsoletos para la Segunda Guerra Mundial, aunque a Stalin no le pareció necesario enviarlos a España, ya que no tenía mucho sentido utilizarlos en ese conflicto.
Los peores ataques fueron los que la aviación del bando nacional realizó contra Madrid, que ocasionaron cientos de víctimas, aunque la superioridad aérea republicana los limitó a unos ataques nocturnos que pronto llegarían a su fin. Franco canceló cualquier otra incursión aérea contra objetivos exclusivamente civiles, para reducir la pérdida de vidas y la destrucción económica.

Hecha la introducción vayamos sobre la más famosa y publicitada acción bélica de la Guerra Civil española: el bombardeo de Guernica; que fue la mayor destrucción sufrida por cualquier ciudad en la guerra, a excepción de Belchite, asolado por los combates terrestres.
Guernica tenía unos 5.000 habitantes. La mayoría de sus edificios acabaron consumidos por el fuego y la prensa internacional la calificó de atrocidad planeada y sin precedentes, de destrucción deliberada de un pequeño centro civil de gran significado histórico. Esta campaña publicitaria no la iniciaron ni los republicanos ni el Komintern, sino el corresponsal británico George L. Steer, convencido antialemán, que pretendía motivar a su Gobierno a rearmarse contra Alemania. El bombardeo no tardó en convertirse en un grave motivo de vergüenza para el bando nacional, que negó haber tenido responsabilidad afirmando que los incendios habían sido provocados por la FAI-CNT, como ya había hecho al retirarse de otras ciudades anteriormente. La indignación general llegó incluso a irritar a Hitler, quien insistió en que el Gobierno insurgente exonerase a los participantes alemanes de cualquier responsabilidad.
El nombre de Guernica quedaría, en el subconsciente colectivo, como icono del horror con el gran cuadro que Picasso presentó en la Exposición Mundial de París de 1937.

Lo que ocurrió en Guernica apenas puede considerarse único y debe circunscribirse a una cierta autonomía de la Legión Cóndor en los primeros meses de la guerra.
En enero de 1937 se había restringido la fijación de objetivos desde que el general Hugo Sperrle, jefe de la Legión Cóndor, había solicitado el permiso de Franco para llevar a cabo un ataque vengativo contra Bilbao, dado que algunos ciudadanos, enfurecidos, habían golpeado hasta la muerte a un piloto alemán que había tenido que saltar en paracaídas. Franco, sin embargo, quería evitar daños innecesarios en el País Vasco, y esperaba que el PNV se desmarcara de sus aliados revolucionarios. Así el 10 de enero había ordenado al jefe de su fuerza aérea, el general Kindelán, que dejase claro a Sperrle que no iba a haber más ataques aéreos sobre ninguna ciudad sin su aprobación personal; aunque Guernica, estando como estaba tan cerca del frente, pudo haber escapado a esta prohibición. No se ha podido aclarar el nivel de conocimiento y de aprobación en esta operación, aunque parece de sentido común que al menos tuvo que contar con el visto bueno de Mola.
Quedaba establecido que solo los centros militares, o de apoyo estratégico militar, podían ser objetivo de los bombardeos, pero quedaban incluidas las poblaciones próximas a los frentes que servían de apoyo a las operaciones de combate. Es por ello por lo que Durango, importante eje de comunicaciones y transporte, fue bombardeada al principio de la campaña, con el resultado de más de 200 civiles muertos.

Ahora bien, Guernica fue seleccionada como objetivo por el teniente coronel Wolfram von Richtofen (primo del famoso aviador Barón Rojo de la Primera Guerra Mundial), jefe del estado mayor de la Legión Cóndor, y se hizo por varias razones: concentración de tropas, allí había varios batallones de infantería y ubicación de fábricas de armas; además se encontraba cerca del frente (cuando se atacó Guernica el 26 de abril, el frente ya sólo se encontraba a unos diez kilómetros) y conectaba con la principal línea defensiva vasca mediante un puente por el que los defensores podrían retirarse. Richthofen pretendía destruir el cruce principal para bloquear los movimientos de las tropas republicanas. Pero la operación aérea en sí fue inútil, porque no estuvo coordinada con la operación terrestre de Mola. No se sabe cuáles fueron los objetivos precisos especificados en la orden de bombardear Guernica, no obstante el empleo de bombas incendiarias indica que se actuó contra toda la ciudad, no solo contra su puente estratégico.

En los registros alemanes que se conocen aparece que pequeñas oleadas compuestas por bombarderos de tamaño medio (19 Junkers 52, 2 Heinkel 111, 1 Dornier y 3 Savoia-Marchetti italianos) estuvieron atacando la ciudad y su puente, que apenas fue dañado debido al escaso nivel de precisión que se tenía entonces. Cada avión realizó un solo vuelo y se arrojaron 28 toneladas de bombas; una operación poco importante que igualó a la que había tenido lugar en Durango el mes anterior y que ya hemos mencionado.
Adolf Galland fue Comandante de la Aviación de caza alemana, estuvo en España encuadrado en la Legión Cóndor y en sus memorias no se olvida de Gernica. Aunque no participó en la misión, dice textualmente: ". . . el ataque se verificó bajo malas condiciones de visibilidad, con aparatos de puntería primitivos. Al disiparse las columnas de humo de las bombas arrojadas por las escuadrillas se comprobó que el puente (que era el único objetivo) había quedado indemne, pero que en cambio una localidad situada a su lado había sufrido considerables daños, . . . esto era motivo de abatimiento entre las filas de la Legión." 
Guernica, sin embargo, tenía muchas construcciones de madera y las bombas incendiarias (parecidas a las que se hacían en una de sus fábricas) originaron un incendio que se propagó sin obstáculo ya que los bomberos de Bilbao tardaron horas en llegar y cuando lo hicieron no pudieron controlarlo. Además, uno de los siete refugios antiaéreos fue alcanzado por el impacto directo de una de las bombas arrojadas. Sorprendentemente, el fuego no afectó al histórico roble foral.

Aunque el objetivo del ataque era causar todo el daño posible, no hay evidencias de que se tratase de un bombardeo experimental o con objetivos políticos. Su pretensión era cortar la retirada con una operación bastante usual. Incluso, en un principio, la prensa bilbaína no se hizo eco de las exageraciones aparecidas en la prensa internacional, que recogía una especie de bombardeo de terror sobre una población civil, sin objetivo militar alguno, que ocasionó un número de muertos que se multiplicó sin fundamento. De este modo Guernica se convirtió en el estandarte de una formidable campaña para los republicanos y la Internacional Socialista, que ya había comprendido que los bombardeos aéreos eran el arma más eficaz de agitación y propaganda contra el enemigo.
Servido el escándalo, el bando nacional se equivocó negándose a admitir lo sucedido. Abochornados intentaron eludir toda responsabilidad, negaron incluso que el bombardeo se hubiera producido, afirmando que los incendios habían sido provocados por los anarquistas que en su retirada habían hecho lo mismo que en Irún en septiembre de 1936. Y el intento de encubrimiento fue perjudicial. Como vimos Hitler se irritó ante el escándalo e insistió, a Franco, en que la Legión Cóndor debía ser exculpada de toda responsabilidad. 
Pero Franco se mantuvo en su posición y ordenó a Kindelán que le enviara al comandante Richtofen el siguiente mensaje:
"Por indicación del Generalísimo participo a V. E. que no deberá ser bombardeada ninguna población abierta y sin tropas o industrias militares sin orden expresa del Generalísimo o del General Jefe del Aire. Quedan exceptuados naturalmente los objetivos tácticos inmediatos del campo de batalla."

Tras los acontecimientos de Guernica, los únicos ataques a zonas residenciales fueron los tres sobre Barcelona en 1938, protagonizados por aviones italianos a las órdenes directas de Mussolini. Esta fue la única ocasión en la que, para enfado de Franco, el Duce intervino personalmente en el curso de las operaciones que sus "voluntarios" desarrollaban en España.
Con la experiencia adquirida con la Legión Cóndor, la Luftwaffe aprendió cómo mejorar sus técnicas de combate, como también lo hizo la aviación soviética, aunque durante el conflicto no se produjo ningún bombardeo estratégico que mereciese tal denominación. Se bombardearon algunas ciudades, pero siempre a pequeña escala, nada comparable a lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. En España un ataque grande suponía un centenar de víctimas mortales. Nada que ver con las masacres que tendrían lugar en Europa pocos años después

Los estudios de Salas Larrazabal concluyen que Guernica tenía interés militar. Aunque la propaganda de izquierdas ha insistido en que se trataba de una población indefensa y carente de dicho interés, lo cierto es que la villa lo tenía porque era un nudo de comunicaciones, por su fábrica de armas y cuarteles, y porque su toma inmediata habría permitido pinzar a unidades del Ejército republicano; lo que habría precipitado el final de la campaña en Vizcaya.
El historiador español contradice las informaciones periodísticas de Hemingway, Orwell, Saint-Exupéry, o John Dos Passos que no dudaron en reproducir informaciones imposibles, sin contrastar, como los ametrallamientos sobre civiles, la supuesta duración de tres horas o la destrucción de la mitad de los edificios. 
Según el historiador británico Herberth Southworth, el ataque aéreo no pudo durar tres horas, según indica la propaganda republicana, puesto que los aviones que intervinieron no tenían tanta autonomía de vuelo.

El titular que The New York Times daba sobre el bombardeo rezaba así: "Histórica ciudad vasca destruida, aviones rebeldes ametrallan a civiles". Algo imposible porque las calles de Guernica no tenían ni la anchura ni la longitud necesarias para ello.

Algunos estudiosos del bombardeo de Guernica, como Paul Preston, han usado los documentos que la propaganda puso en circulación. Uno de ellos cuenta que era día de mercado, que se bombardeó el recinto, aunque este apenas sufrió daños y que el bombardeo se produjo más de dos horas después del cierre de los puestos.

La asociación local Gernikazarra Historia Taldea, fundada en 1985, se ha dedicado a documentar el bombardeo y en 2012 sus miembros declararon que situaban el número de fallecidos en 153.

Aunque quizá guste más la versión del Gobierno Bolivariano de Venezuela, que es un copia y pega muy extendido por la red y cuyo parecido con la realidad es pura coincidencia: 

miércoles, 30 de marzo de 2016

Islam a las puertas

Tropas visigodas llegan a la Península hacia el año 410 combatiendo para expulsar, por encargo de Roma, a las tribus germanas de vándalos, suevos y alanos. Con la caída del Imperio Romano de Occidente quedarán como únicos dueños y señores de la antigua y muy romanizada provincia de Hispania.
Empujados a su vez por los francos, que se han extendido por la Galia, acuden en masa para quedarse; naciendo así un reino con una mayoría de población hispanorromana, de religión católica, que controla la administración, y una minoría germánica, arriana, a la que corresponde el poder real y la fuerza militar. La distinción es tan grande que confluyen dos modos de vida y dos regulaciones diferentes: el derecho romano y el derecho germánico.
Además de las tensiones entre la población y los nuevos señores, nos encontramos con un paisaje extraordinariamente conflictivo: la guerra con los suevos, que asolan el noroeste peninsular; con los francos, que acaban de ser expulsados de los Pirineos; con pueblos cantábricos, que escapan a su control; y con los bizantinos, que han tomado fuertes posiciones en el sureste ibérico.
Hasta Leovigildo, que instala la capital del reino en Toledo, pacifica la Península y promulga la primera ley sobre matrimonios mixtos entre godos e hispanorromanos, no comienza la fusión propiamente dicha. Aunque continuaba un elemento de separación entre católicos y arrianos, que incluso supone un conflicto, doméstico pero feroz entre Leovigildo, arriano, y uno de sus hijos, Hermenegildo, convertido al catolicismo; episodio que terminó mal para Hermenegildo, con su ejecución, y mal para Leovigildo porque otro hijo, Recaredo, el heredero del trono, se convierte al catolicismo en 589.
La unificación definitiva fue la jurídica, cuando el rey Chindasvinto decidió elaborar un solo código para todos: el Líber Iudiciorum, conocido como Código de Recesvinto, porque fue éste, hijo de Chindasvinto, quien culminó la tarea legislativa en el año de Nuestro Señor de 654.
Parecía que acabados los líos entre hispanorromanos y visigodos, conseguida la unidad territorial, cultural y religiosa, así como jurídica, 300 años después Hispania volvería a la estabilidad de la que antaño disfrutó como provincia romana. Pero no adelantemos acontecimientos y volvamos la cabeza hacia Oriente para ver lo que allí pasaba y que acabaría condicionando siglos de nuestra Historia.
Sucedió que en 622 en "la ciudad del profeta", que es lo que significa Medina, Mahoma funda su Teocracia, su Estado Islámico, que se irá expandiendo a costa de los imperios persa y bizantino. Nos encontramos con que un nuevo instrumento, la guerra santa se encarga de desalojar a Occidente de los inmensos territorios adquiridos por griegos, macedonios y romanos.
Su sometimiento es implacable: en veinte años los territorios que posee se extienden desde Persia y Pakistán hasta la actual Libia, igualando a los mayores imperios de la Antigüedad. En 638 cae Jerusalén. Le siguieron Alejandría, continuaron hacia Trípoli y de aquí a Cartago, que cayó en 698. Y los soldados de Alá llegaron a Ceuta. La antigua provincia romana de África y su floreciente comunidad cristiana quedó bajo el poder del Islam.
Mientras, en la Península (en 710), Witiza muere y deja en el trono a su hijo Agila, lo que contradecía la tradición electiva de la monarquía goda, de manera que una parte de la nobleza coronó rey a un aristócrata llamado Don Rodrigo, Duque de la Bética. El enfrentamiento entre facciones pasó a convertirse en una guerra civil.
Agila y sus partidarios, los denominados "witizianos", controlaban el norte y el este de España; Rodrigo y los suyos, el sur y el oeste. El resultado de la lucha era incierto y la facción de Agila tomó una decisión que terminaría siendo de catastrófica desdicha: solicitar ayuda a los musulmanes del otro lado del Estrecho, para que sus armas inclinaran la balanza del lado witiziano. Esta tarea recayó en Don Julián, hombre de confianza de Witiza, el viejo rey y por ello partidario de Agila, el hijo de Witiza, y que además estaba en buenas relaciones con los musulmanes, en especial con los jefes político y militar del área de Tánger, que eran Muza y Tarik respectivamente. Al parecer, Don Julián costeó el traslado de las tropas musulmanas a la Península. 
Esta es la Historia oficial, que podemos engalanar con lo que para unos es leyenda y para otros no. Se trata del espinoso asunto entre Don Rodrigo y la bella Florinda (la Cava) que resume así el Romancero:

"Florinda perdió su flor,
el rey quedó arrepentido
y obligada toda España
por el gusto de Rodrigo.
Si dicen quién de los dos
la mayor culpa ha tenido
digan los hombres: la Cava,
y las mujeres: Rodrigo."
Desde el siglo X circulaban textos cristianos, con un relato de origen incierto, que apuntan como desencadenante de la invasión musulmana la violación de la hija del Conde Olián, gobernador de Tánger y Ceuta. Al parecer, este misterioso noble, al que posteriormente se le denominó "Don Julián", habría pactado con los musulmanes tras el estupro de su hija Florinda, y la negativa al matrimonio de Rodrigo, para derrocar al rey y vengar la ofensa recibida. Esta versión es la que manejan también historiadores árabes como Al-Razi (ss.  IX-X). Difundida en las crónicas cristianas del norte de la Península (Chronicón Silense, Crónica Najerense, Crónica Tudense, Crónica del Toledano) en los siglos XII y XIII y posiblemente también a través de otras versiones más populares hasta nuestro días.
Fuera como fuere, culpa de la falta de pudor de Florinda o de la falta de dominio de Rodrigo; o, simplemente, culpa de las luchas por el poder entre los de Agila y los de Rodrigo . . . el caso es que disputas domésticas, de régimen interno, atraen a los seguidores del Profeta al desembarco en las tierras de España.
Hubo, según parece, una primera tentativa que las huestes de Rodrigo aplastaron en Algeciras. Pero el 30 de abril de 711 Tarik, al frente de unos 7.000 hombres, desembarcaba en Gibraltar.
Don Rodrigo combatía un levantamiento vascón y tuvo que acudir precipitadamente a intentar contener la invasión árabe, que se hizo efectiva tras la batalla de Guadalete, cerca de Jerez, y gracias en parte a la traición del sector witiziano de las tropas godas, que, volvieron grupas, al inicio de la batalla, abandonando las alas que protegían el centro del campo en el que combatía Don Rodrigo con sus huestes. La ruina comenzó ahí. Las tropas reales no se repusieron y encadenaron una derrota tras otra hasta la pérdida de Toledo. De Don Rodrigo no se tiene noticia cierta. Al parecer, Agila fue reconocido como rey por la nobleza visigoda. Pero Agila sería rey si a los moros les parecía bien, y no les pareció.
En apenas tres años, el sur del reino visigodo con los territorios más prósperos y mejor organizados, cayeron bajo el dominio musulmán. Posteriormente caerán Talavera, Zaragoza, Lérida . . .
Agila viajó a Toledo para obtener de Tarik, el victorioso caudillo musulmán, el reconocimiento como rey. Pero Tarik remitió el problema a su jefe político, Muza y este envió a Agila a Damasco para que fuera el califa quien decidiera sobre el asunto. Parece que el califa le trató bien, pero la respuesta se demoraba en demasía. Y como tardaba en volver, sus partidarios nombraron un nuevo rey: un tal Ardón, que desde Narbona resistirá a los musulmanes hasta 720.
Esta división entre los que tenían el deber, y la encomienda, de defender el territorio que a sus anchas mangoneaban nos costó algo más que "sangre, sudor y lágrimas".
Los advenedizos de la media luna vinieron y se quedaron. Quizá no fuese su intención, pero vieron la oportunidad y supieron aprovecharla. El moro Muza no iba a soltar la pieza que con tanta facilidad había tomado. Su cimitarra(1) se clavó en la piel de toro como en la mantequilla, sin apenas resistencia.
Los visigodos del bando witiziano no veían a los musulmanes como enemigos, sino como aliados, no tenían razón alguna para hacerles la guerra. Hasta que ya fue demasiado tarde. 
Los terratenientes hispanorromanos y la población judía consideraban a los recién llegados como a unos salvadores frente a la opresión de la monarquía visigoda. Hasta que sufrieron en sus carnes la nueva opresión y aprendieron dos nuevos conceptos: "yihad" (guerra santa) e "islam" (sometimiento). Las dos medicinas probaron, bajo receta facultativa, durante unos cuantos siglos.
Algunos historiadores consideran la reconquista de España como la primera cruzada. Desde Covadonga, año 722, hasta la conquista de Granada, en 1492, pasan casi 800 . . . Pero esa es otra Historia.
Los invasores, pensando que todo el monte es orégano, llegaron hasta Poitiers, en 732, donde son derrotados por los francos. Y asientan sus reales, sus jaimas, sus harenes, sus mezquitas y sus sandalias llenas de arena del desierto en lo que les debió de parecer el paraíso en la tierra: Al-Ándalus, no escaso de agua y de mujeres rubias.

Casi trece siglos después, el denominado Estado Islámico, del mismo nombre que el fundado por Mahoma, añora y reivindica Al-Ándalus. Y casi trece siglos después en España seguimos discutiendo si son galgos o podencos, si firmamos el pacto anti yihadista, si lo firmamos con tinta invisible o con tinta borrable, o no lo firmamos sin más. 

¿A quién culparemos esta vez a Florinda o a Rodrigo?
Tú dirás amable lector.


(1) El origen cronológico y geográfico de la espada denominada "cimitarra" suscita todavía dudas y controversias. Hay teorías que la sitúan en la Antiguedad (Egipto) y otras que aseguran que hasta el sXII no aparece.

jueves, 4 de febrero de 2016

Rómulo Augusto, Constantino, Pablo Iglesias y Felipe de Borbón.

Cuenta la leyenda que Rómulo y Remo fundaron la ciudad de Roma en medio de las colinas entre las que discurre el Tíber. Uncieron dos blancos bueyes, excavaron un surco, para ser exactos en el Palatino, y construyeron las murallas jurando matar al que tuviese los bemoles de cruzarlas. Remo, que andaba enfadado porque no era la ubicación que prefería, dijo que eran frágiles y rompió un trozo de un puntapié. Y Rómulo, fiel al juramento, le mató.
El predio de pocas hectáreas que Rómulo y Remo acotaron con el arado convirtiose en pocos siglos en el centro del Lacio, posteriormente de Italia, y más tarde de lo que entonces era el mundo conocido. Y en todo él se habló su lengua, se acataron sus leyes, y se contaron los años "ab urbe condita", esto es que, desde la fecha del 21 de abril del año 753 antes de Jesucristo, sus habitantes hicieron de ella el comienzo de la historia del mundo; hasta que el advenimiento del Redentor impuso otra contabilidad.

Dejamos a Rómulo y nos trasladamos 780 años para encontrarnos con que en 27 adC a Octaviano, sobrino nieto del gran César, el Senado le confiere el apelativo de Augusto, que literalmente quiere decir «el aumentador»; que Octaviano aceptó, convirtiéndose en el primer emperador.

Ya tenemos a un Rómulo, fundador, y a un Augusto, emperador. 
Ahora vamos a presentar a Flavio Rómulo Augústulo, nacido el año 461 en Rávena, el último Emperador Romano de Occidente (475-476).
Era hijo de Flavio Orestes (Panonia, hacia 425 - Roma, 476), general bárbaro al servicio de Roma, que en su tierra natal sufrió la invasión huna entre los años 425 y 434, pero gracias a sus cualidades alcanzó el cargo de secretario personal (notarius) del mismísimo Atila. 
Para que nos hagamos una idea de cómo estaban las cosas de revueltas en el maltrecho Imperio Romano de Occidente, recordaremos que los vándalos de Geneserico trataron de imponer en el trono a Glicerio. Pero el Imperio Romano de Oriente no lo reconoció, y designó a Julio Nepote y, para ponerle a salvo del vándalo, compró a éste una paz desastrosa, reconociéndole la gobernanza no solo de África, sino también de Sicilia, Cerdeña, Córcega y las Baleares. Casi al mismo tiempo, el rey de los visigodos, Eurico, a cambio de la neutralidad, obtuvo España. Burgundios, alamanes y rugios se repartieron el resto de las Galias. 

¿Y qué se le ocurrió al impuesto por Constantinopla Nepote? Pues que tuvo la feliz idea de ordenar al general Orestes licenciar el ejército que ya no podía mantener. Los bárbaros que lo componían se amotinaron. Orestes tomó su mando y Nepote huyó.

Orestes proclamó soberano a su hijo, Rómulo Augusto, aunque el emperador de Oriente Zenón no lo reconoció como tal. Un irónico demiurgo quiso dar al crío, llamado a ser el último emperador de Roma, el nombre del primero y el nombre del fundador. 
El desastre vino cuando los soldados bárbaros, hérulos, reclamaron tierras en el mismo corazón de la península, unos la llanura del Po, otros, la Emilia y otros, la Toscana. Uno de sus oficiales, Odoacro, encabezó la revuelta, atacó a Orestes en Pavía, le derrotó y le mató. Rómulo Augusto, al que después la historia ha llamado «Augústulo», o sea «Augusto el pequeño» para distinguirle del grande, fue depuesto y confinado en el Castel dell'Uovo, en Nápoles, con una pingüe pensión. Su fecha de muerte es un verdadero misterio, ya que mientras se pierde todo rastro de él hacia el año 476, existen indicios y teorías que consideran su supervivencia hasta el año 511. Odacro devolvió al emperador de Oriente, Zenón, las insignias del Imperio y declaró que en adelante gobernaría Italia como lugarteniente suyo. 
Las águilas habían volado y comenzaba la Edad Media. 

Así concluye el relato de la primera curiosidad, Roma se inicia con Rómulo, alcanza el Imperio con Augusto y con Rómulo Augusto se va al garete. Y no volvió a haber emperador en Occidente hasta Carlomagno, en el año 800.

Algo parecido sucede con Constantinopla.
Aunque no existe un consenso general en cuanto a la fecha de inicio del Imperio Bizantino, o Imperio Romano de Oriente, para algunos autores la fecha clave es la fundación de Constantinopla en el año 330, en tanto que otros estudiosos consideran como acta de nacimiento del Imperio Bizantino la muerte de Teodosio I, en 395, cuando el Imperio Romano fue definitivamente dividido en dos. Y otros consideran que puede hablarse de Imperio Bizantino desde que fue depuesto el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo (476).

En cualquier caso, de quien vamos a tratar ahora es de Constantino, fundador de Constantinopla.

Cayo Flavio Valerio Claudio Constantino (272-337) era hijo bastardo de Constancio Cloro, y en 312 en la batalla del puente Milvio, vence a Majencio y gana Roma. El historiador Eusebio relata que Constantino, rodeado por las tropas enemigas, miró al cielo y vio una cruz llameante que llevaba inscritas las palabras: "In hoc signo vinces" (con este signo vencerás). Aquella noche, mientras dormía, oyó una voz alentándole a marcar la Cruz de Cristo en los escudos de sus legionarios y así lo hizo, y en vez del estandarte habitual de las cohortes enarboló un lábaro con una cruz entrelazada con las iniciales de Jesús. Enfrente el enemigo ondeaba la bandera del sol impuesto por Aureliano como nuevo dios pagano. Por primera vez, en la historia de Roma, se combatía utilizando la excusa de la religión. La Cruz resultó vencedora. Y con los cadáveres de Majencio y de sus soldados, pareció que se barriesen los restos del mundo antiguo.
De este modo obtiene la parte occidental del Imperio, mientras que la oriental, controlada por Licinio, tiene que esperar hasta el 323 y la batalla de Adrianópolis primero y después en Escútari. Desde entonces y hasta su muerte ejerció como emperador único "Totius orbis imperator".
Constantino reconstruyó y amplió la ciudad griega de Bizancio (la actual Estambul), a la que cambió el nombre por el de Constantinopla en 330 y convirtió en capital del Imperio. Con ello hizo bascular el centro político del Imperio hacia el este, suministrando una capital magnífica al futuro Imperio Romano de Oriente (Imperio Bizantino) y, desde 1453, al Imperio Otomano. 
Dejamos aquí al fundador de la bella ciudad y nos adentramos en la figura del último representante de la dinastía de los Paleólogos, del último emperador bizantino, del último emperador romano.
No era un emperador más, era un habitante del Peloponeso, donde renacía el Helenismo. Constantino advirtió a todo Occidente, sin ser escuchado, del peligro que representaba el turco, escribió cartas y más cartas a sus gobernantes, que eran su esperanza, pero estos no consideraron en su justa medida los mensajes que el emperador les enviaba.

Cuando vio que Mahomet no iba de broma, Constantino abasteció a la ciudad y fortificó las murallas con un gran esfuerzo y esperó al sultán que quería su ciudad.
Constantino XI Paleólogo (1405-1453), o Dragasés, como a él le gustaba que lo llamaran por el nombre de la familia servia de su madre, fue la fortaleza de los defensores, representó el honor y la creencia en la bondad de su Dios hasta último momento. Guió a su pueblo y se hizo respetar de forma que todos se esforzaran al máximo para abordar las enormes tareas requeridas; organizó una defensa coordinada de gentes que se odiaban entre sí, como los genoveses, los venecianos y los propios griegos, e hizo que todos luchasen en la defensa de lo que quedaba del Imperio. Constantino murió como un héroe. Con su muerte puede que estemos ante la presencia del nacimiento del mito romántico de un luchador inigualable, algo que fue creciendo ante la necesidad del pueblo griego de creer nuevamente en sus héroes, cuando luchaban por sobreponerse del yugo turco.
Nos trasladamos casi 400 años después para encontrarnos con Pablo Iglesias Posse, fundador del Partido Socialista Obrero Español, que nace en El Ferrol el 18 de octubre 1850. Tras la Restauración borbónica, el día 2 de mayo de 1879, a sus 28 años, funda el PSOE junto con un reducido grupo de correligionarios marxistas.
El programa defendido por Iglesias se plasma en un texto con un acentuado dogmatismo marxista en lo que se refiere al análisis de la sociedad, que procedía directamente de los escritos de Karl Marx y de Jules Guesde (articulista del periódico L’Égalité a través del que difundió las ideas marxistas en Francia) pero que tenía escaso acomodo con la realidad española, en la que el proletariado era minúsculo y la burguesía muy reducida; entre los dos no llegarían ni siquiera a la décima parte de la sociedad.
Curiosamente el Partido Socialista surgió en sus comienzos sin la "E" de español, ya que al marxismo no le agradaba la idea de nación porque su cosmovisión era la de una sociedad dividida únicamente en esas dos clases supuestamente antagónicas, la burguesía y el proletariado. 

En las elecciones municipales de 1895 los socialistas de Iglesias solo consiguieron tres concejales. Al proyecto se unió Miguel de Unamuno que al poco de ingresar en el PSOE escribía a su amigo Pedro Mújica:
«Soy socialista convencido, pero, amigo, los que aquí figuran como tales son intratables: fanáticos necios de Marx, ignorantes, ordenancistas, intolerables, llenos de prejuicios de origen burgués, ciegos a las virtudes y servicios de la clase media, desconocedores del proceso evolutivo. En fin, que de todo tienen menos sentido social. A mí empiezan a llamarme místico, idealista y qué sé yo cuántas cosas más. Me incomodé cuando les oí la enorme barbaridad de que para ser socialista hay que abrazar el materialismo. Tienen el alma seca, muy seca, es el suyo un socialismo de exclusión, de envidia y de guerra, y no de inclusión, de amor y de paz. ¡Pobre idea! ¡En que manos anda el pandero!».

Pablo Iglesias, conocedor de la importancia de la prensa, fundó su propio periódico, "El Socialista", el 12 de marzo de 1886. En 1888 completó el entramado institucional del socialismo español con la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT), aprovechando la apertura para el asociacionismo que supuso el gobierno de Sagasta; y en 1905 añadió a estas organizaciones las Juventudes Socialistas, las mismas que con Santiago Carrillo al frente se pasaron al Partido Comunista en marzo de 1936.
Pablo Iglesias subió por vez primera a la tribuna de oradores del Congreso el 7 de julio de 1910. Su intervención demostró su talante revolucionario y antidemocrático, llegando a amenazar de muerte a Antonio Maura, líder conservador:
«El partido al que yo represento aspira a concluir con los antagonismos sociales, a establecer la solidaridad humana, y esta aspiración lleva consigo la supresión de la Magistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del Ejército, y la supresión de otras Instituciones necesarias para ese régimen de insolidaridad y antagonismo».
«El partido socialista viene a buscar aquí lo que de utilidad puede hallar, pero la totalidad de su ideal no está aquí; la totalidad entiende que ha de obtenerse de otro modo. Es decir, que este partido… estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita . . . ».
«Tal ha sido la indignación producida por la política del Gobierno presidido por el Sr. Maura en los elementos proletarios, que nosotros . . . hemos llegado al extremo de considerar que antes que Su Señoría suba al poder debemos llegar hasta el atentado personal».

Pablo Iglesias Posse falleció en Madrid el 9 de diciembre de 1925.
Y Pablo Iglesias Turrión nació el 17 de octubre de 1978 en Madrid. 
Y ha descabalgado al fundador del PSOE en Google. 
Hijo de militantes socialistas, de ahí su nombre, y nieto de combatiente republicano en la Guerra Civil española, por parte de padre.

Posicionado políticamente en la extrema izquierda desde muy joven, se inició como militante a los 14 años en la Unión de Juventudes Comunistas de España, organización en la que permaneció hasta los 21. Quienes de ahí le conocen destacan dos características: su radicalismo y su vanidad.
Ha colaborado en publicaciones como Público, Kaosenlared, Diagonal y Rebelión. En 2003 inició en Tele K el programa La Tuerka que posteriormente se trasladó al Canal 33. En 2013 comenzó a presentar el programa Fort Apache, en Hispan TV. En mayo de ese mismo año, debuta como tertuliano en el programa El Gato al Agua, de Intereconomía. Después ocupa espacio en las demás cadenas, El cascabel al gato (13 TV), La Sexta Noche (La Sexta), Las Mañanas de Cuatro y 24h Noche de TVE. Igual que el fundador del PSOE, pero cambiando la prensa escrita por la televisada.

En 2014 da la sorpresa al conseguir que el partido político que crea, PODEMOS, obtenga 5 escaños en las elecciones al Parlamento Europeo, con casi el 8% de los votos. También obtienen, las coaliciones en las que se incluyen, buenos resultados en las municipales y autonómicas de mayo de 2015 y, en la generales de diciembre.
El acenso en el números de votos de PODEMOS es directamente proporcional al descenso en el número de votos del PSOE. Los analistas políticos coinciden en que una vez fagocitada Izquierda Unida, el siguiente objetivo parece evidente, aunque no exento de dificultad..

Y para concluir. Felipe de Anjou, conocido como el Animoso, nacido en 1683 en Versalles y con un pedazo de abuelo, que pronunció una frase para la eternidad: "el Estado soy yo". Hablamos de Luis XIV, el rey sol, el absolutismo hecho carne.
Felipe heredó el trono español al morir en 1700 Carlos II, el último de los Habsburgo en España, sin descendencia. Es el primer Borbón y accede a la corona de España con la condición de que la nueva dinastía no podría jamás unirse con la francesa.
Pero los Austria veían con derechos más legítimos para el trono al archiduque Carlos, lo que desencadenó una contienda general en Europa por ocupar el Trono de España: la Guerra de Sucesión Española (1701-14); que los separatistas catalanes aprovechan para vender el mito de una inexistente guerra de secesión.
El enfrentamiento entre el rey de Francia Luis XIV, el emperador de Austria y los países aliados de ambos bandos terminó con los Tratados de Utrech en 1713 y de Rastadt al año siguiente; en los que se reconocía a Felipe V como rey de España, pero a cambio de la pérdida de territorios en Italia y en los Países Bajos que pasaron al Imperio y a Saboya respectivamente; a su vez se cedía Menorca y Gibraltar a Gran Bretaña y a Portugal la colonia de Sacramento.

Curioso es que el último Rey Borbón también se llama Felipe.
Don Felipe de Borbón y Grecia es el tercer hijo de Don Juan Carlos y Doña Sofía. Nació en Madrid el 30 de Enero de 1968 y fue bautizado con los nombres de Felipe, Juan, Pablo y Alfonso de Todos los Santos.
Lleva el nombre de Felipe, precisamente, en memoria del primer Rey Borbón de España y el tiempo nos dirá si se da la coincidencia que hemos visto con Rómulo y con Constantino.

¿Caprichos de la Historia?
Lo que no se puede cambiar es que Rómulo funda Roma, Augusto es el primer emperador de Roma y Rómulo Augusto el último.
Del mismo modo que tampoco se puede cambiar que El emperador Constantino funda Constantinopla, sobre la base de Bizancio, y que el último emperador del Imperio Romano de Oriente fue Constantino XI Paleólogo.
Que Pablo Iglesia Posse funda el PSOE tampoco se puede cambiar, ahora bien, que Pablo Iglesias Turrión expida su certificado de defunción, sí puede cambiar.
Del mismo modo que no se puede cambiar que Felipe V haya sido el primer Borbón y que de los españoles dependa que Felipe VI no sea el último.
Quizá no haya que tardar mucho para conocer si la Historia nos tiene preparadas dos nuevas coincidencias patronímicas.

miércoles, 6 de enero de 2016

De magnicidios, intentos y puñetazo.

Desde Prim hasta Carrero Blanco cinco jefes de Gobierno han sido muertos en atentados realizados por anarquistas, republicanos o etarras. Hoy en día la noticia no seria la motivación política de los asesinos sino su afinidad con algún equipo de fútbol.
Prim fue asaltado, en un mes de diciembre de 1870, en la calle del Turco (hoy Marqués de Cubas) por una cuadrilla de asesinos que estaban ocultos en dos coches de alquiler.
Tres anarquistas catalanes, en marzo de 1921, descerrajaron 18 balazos contra el presidente del Consejo de Ministros Eduardo Dato en la Puerta de Alcalá.
La figura más influyente de la política española del último cuarto del siglo XIX, el artífice de la Restauración, Cánovas del Castillo, también fue asesinado, por un anarquista italiano, en el balneario de Santa Águeda de Mondragón en agosto de 1897.
Otro anarquista, en noviembre de 1912, disparó por la espalda a Canalejas en la librería San Martín de la Puerta del Sol.
Previo al atentado contra Antonio Maura, en julio de 1910, otro Pablo Iglesias pronunció en el Congreso estas palabras: “Tal ha sido la indignación producida por la política del gobierno presidido por el Sr. Maura , que los elementos proletarios, nosotros de quien se dice que no estimamos los intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos, hemos llegado al extremo de considerar que antes que su Señoría suba al poder debemos llegar al atentado personal."
Días después Maura sufrió un atentado, cuando se encontraba en la estación de Francia en Barcelona, resultando herido en una pierna. Al día siguiente se formuló una protesta en el Congreso a la que, claro está, Pablo Iglesias no se adhirió.
En la conocida como «Operación ogro», diciembre de 1973, terroristas de la sanguinaria ETA colocaron 100 kilos de goma-2 en la madrileña calle Claudio Coello, que explotaron al paso del vehículo de Carrero Blanco.
También lo intentaron dos etarras contra Aznar en 1995 cuando era candidato a la Presidencia del Gobierno.
Y no, no fueron hinchas de ningún equipo de fútbol como pretendieron confundir algunos medios sobre la agresión a Rajoy, sino militantes de la izquierda violenta.
Escrito el 17 de diciembre de 2015.