jueves, 4 de febrero de 2016

Rómulo Augusto, Constantino, Pablo Iglesias y Felipe de Borbón.

Cuenta la leyenda que Rómulo y Remo fundaron la ciudad de Roma en medio de las colinas entre las que discurre el Tíber. Uncieron dos blancos bueyes, excavaron un surco, para ser exactos en el Palatino, y construyeron las murallas jurando matar al que tuviese los bemoles de cruzarlas. Remo, que andaba enfadado porque no era la ubicación que prefería, dijo que eran frágiles y rompió un trozo de un puntapié. Y Rómulo, fiel al juramento, le mató.
El predio de pocas hectáreas que Rómulo y Remo acotaron con el arado convirtiose en pocos siglos en el centro del Lacio, posteriormente de Italia, y más tarde de lo que entonces era el mundo conocido. Y en todo él se habló su lengua, se acataron sus leyes, y se contaron los años "ab urbe condita", esto es que, desde la fecha del 21 de abril del año 753 antes de Jesucristo, sus habitantes hicieron de ella el comienzo de la historia del mundo; hasta que el advenimiento del Redentor impuso otra contabilidad.

Dejamos a Rómulo y nos trasladamos 780 años para encontrarnos con que en 27 adC a Octaviano, sobrino nieto del gran César, el Senado le confiere el apelativo de Augusto, que literalmente quiere decir «el aumentador»; que Octaviano aceptó, convirtiéndose en el primer emperador.

Ya tenemos a un Rómulo, fundador, y a un Augusto, emperador. 
Ahora vamos a presentar a Flavio Rómulo Augústulo, nacido el año 461 en Rávena, el último Emperador Romano de Occidente (475-476).
Era hijo de Flavio Orestes (Panonia, hacia 425 - Roma, 476), general bárbaro al servicio de Roma, que en su tierra natal sufrió la invasión huna entre los años 425 y 434, pero gracias a sus cualidades alcanzó el cargo de secretario personal (notarius) del mismísimo Atila. 
Para que nos hagamos una idea de cómo estaban las cosas de revueltas en el maltrecho Imperio Romano de Occidente, recordaremos que los vándalos de Geneserico trataron de imponer en el trono a Glicerio. Pero el Imperio Romano de Oriente no lo reconoció, y designó a Julio Nepote y, para ponerle a salvo del vándalo, compró a éste una paz desastrosa, reconociéndole la gobernanza no solo de África, sino también de Sicilia, Cerdeña, Córcega y las Baleares. Casi al mismo tiempo, el rey de los visigodos, Eurico, a cambio de la neutralidad, obtuvo España. Burgundios, alamanes y rugios se repartieron el resto de las Galias. 

¿Y qué se le ocurrió al impuesto por Constantinopla Nepote? Pues que tuvo la feliz idea de ordenar al general Orestes licenciar el ejército que ya no podía mantener. Los bárbaros que lo componían se amotinaron. Orestes tomó su mando y Nepote huyó.

Orestes proclamó soberano a su hijo, Rómulo Augusto, aunque el emperador de Oriente Zenón no lo reconoció como tal. Un irónico demiurgo quiso dar al crío, llamado a ser el último emperador de Roma, el nombre del primero y el nombre del fundador. 
El desastre vino cuando los soldados bárbaros, hérulos, reclamaron tierras en el mismo corazón de la península, unos la llanura del Po, otros, la Emilia y otros, la Toscana. Uno de sus oficiales, Odoacro, encabezó la revuelta, atacó a Orestes en Pavía, le derrotó y le mató. Rómulo Augusto, al que después la historia ha llamado «Augústulo», o sea «Augusto el pequeño» para distinguirle del grande, fue depuesto y confinado en el Castel dell'Uovo, en Nápoles, con una pingüe pensión. Su fecha de muerte es un verdadero misterio, ya que mientras se pierde todo rastro de él hacia el año 476, existen indicios y teorías que consideran su supervivencia hasta el año 511. Odacro devolvió al emperador de Oriente, Zenón, las insignias del Imperio y declaró que en adelante gobernaría Italia como lugarteniente suyo. 
Las águilas habían volado y comenzaba la Edad Media. 

Así concluye el relato de la primera curiosidad, Roma se inicia con Rómulo, alcanza el Imperio con Augusto y con Rómulo Augusto se va al garete. Y no volvió a haber emperador en Occidente hasta Carlomagno, en el año 800.

Algo parecido sucede con Constantinopla.
Aunque no existe un consenso general en cuanto a la fecha de inicio del Imperio Bizantino, o Imperio Romano de Oriente, para algunos autores la fecha clave es la fundación de Constantinopla en el año 330, en tanto que otros estudiosos consideran como acta de nacimiento del Imperio Bizantino la muerte de Teodosio I, en 395, cuando el Imperio Romano fue definitivamente dividido en dos. Y otros consideran que puede hablarse de Imperio Bizantino desde que fue depuesto el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo (476).

En cualquier caso, de quien vamos a tratar ahora es de Constantino, fundador de Constantinopla.

Cayo Flavio Valerio Claudio Constantino (272-337) era hijo bastardo de Constancio Cloro, y en 312 en la batalla del puente Milvio, vence a Majencio y gana Roma. El historiador Eusebio relata que Constantino, rodeado por las tropas enemigas, miró al cielo y vio una cruz llameante que llevaba inscritas las palabras: "In hoc signo vinces" (con este signo vencerás). Aquella noche, mientras dormía, oyó una voz alentándole a marcar la Cruz de Cristo en los escudos de sus legionarios y así lo hizo, y en vez del estandarte habitual de las cohortes enarboló un lábaro con una cruz entrelazada con las iniciales de Jesús. Enfrente el enemigo ondeaba la bandera del sol impuesto por Aureliano como nuevo dios pagano. Por primera vez, en la historia de Roma, se combatía utilizando la excusa de la religión. La Cruz resultó vencedora. Y con los cadáveres de Majencio y de sus soldados, pareció que se barriesen los restos del mundo antiguo.
De este modo obtiene la parte occidental del Imperio, mientras que la oriental, controlada por Licinio, tiene que esperar hasta el 323 y la batalla de Adrianópolis primero y después en Escútari. Desde entonces y hasta su muerte ejerció como emperador único "Totius orbis imperator".
Constantino reconstruyó y amplió la ciudad griega de Bizancio (la actual Estambul), a la que cambió el nombre por el de Constantinopla en 330 y convirtió en capital del Imperio. Con ello hizo bascular el centro político del Imperio hacia el este, suministrando una capital magnífica al futuro Imperio Romano de Oriente (Imperio Bizantino) y, desde 1453, al Imperio Otomano. 
Dejamos aquí al fundador de la bella ciudad y nos adentramos en la figura del último representante de la dinastía de los Paleólogos, del último emperador bizantino, del último emperador romano.
No era un emperador más, era un habitante del Peloponeso, donde renacía el Helenismo. Constantino advirtió a todo Occidente, sin ser escuchado, del peligro que representaba el turco, escribió cartas y más cartas a sus gobernantes, que eran su esperanza, pero estos no consideraron en su justa medida los mensajes que el emperador les enviaba.

Cuando vio que Mahomet no iba de broma, Constantino abasteció a la ciudad y fortificó las murallas con un gran esfuerzo y esperó al sultán que quería su ciudad.
Constantino XI Paleólogo (1405-1453), o Dragasés, como a él le gustaba que lo llamaran por el nombre de la familia servia de su madre, fue la fortaleza de los defensores, representó el honor y la creencia en la bondad de su Dios hasta último momento. Guió a su pueblo y se hizo respetar de forma que todos se esforzaran al máximo para abordar las enormes tareas requeridas; organizó una defensa coordinada de gentes que se odiaban entre sí, como los genoveses, los venecianos y los propios griegos, e hizo que todos luchasen en la defensa de lo que quedaba del Imperio. Constantino murió como un héroe. Con su muerte puede que estemos ante la presencia del nacimiento del mito romántico de un luchador inigualable, algo que fue creciendo ante la necesidad del pueblo griego de creer nuevamente en sus héroes, cuando luchaban por sobreponerse del yugo turco.
Nos trasladamos casi 400 años después para encontrarnos con Pablo Iglesias Posse, fundador del Partido Socialista Obrero Español, que nace en El Ferrol el 18 de octubre 1850. Tras la Restauración borbónica, el día 2 de mayo de 1879, a sus 28 años, funda el PSOE junto con un reducido grupo de correligionarios marxistas.
El programa defendido por Iglesias se plasma en un texto con un acentuado dogmatismo marxista en lo que se refiere al análisis de la sociedad, que procedía directamente de los escritos de Karl Marx y de Jules Guesde (articulista del periódico L’Égalité a través del que difundió las ideas marxistas en Francia) pero que tenía escaso acomodo con la realidad española, en la que el proletariado era minúsculo y la burguesía muy reducida; entre los dos no llegarían ni siquiera a la décima parte de la sociedad.
Curiosamente el Partido Socialista surgió en sus comienzos sin la "E" de español, ya que al marxismo no le agradaba la idea de nación porque su cosmovisión era la de una sociedad dividida únicamente en esas dos clases supuestamente antagónicas, la burguesía y el proletariado. 

En las elecciones municipales de 1895 los socialistas de Iglesias solo consiguieron tres concejales. Al proyecto se unió Miguel de Unamuno que al poco de ingresar en el PSOE escribía a su amigo Pedro Mújica:
«Soy socialista convencido, pero, amigo, los que aquí figuran como tales son intratables: fanáticos necios de Marx, ignorantes, ordenancistas, intolerables, llenos de prejuicios de origen burgués, ciegos a las virtudes y servicios de la clase media, desconocedores del proceso evolutivo. En fin, que de todo tienen menos sentido social. A mí empiezan a llamarme místico, idealista y qué sé yo cuántas cosas más. Me incomodé cuando les oí la enorme barbaridad de que para ser socialista hay que abrazar el materialismo. Tienen el alma seca, muy seca, es el suyo un socialismo de exclusión, de envidia y de guerra, y no de inclusión, de amor y de paz. ¡Pobre idea! ¡En que manos anda el pandero!».

Pablo Iglesias, conocedor de la importancia de la prensa, fundó su propio periódico, "El Socialista", el 12 de marzo de 1886. En 1888 completó el entramado institucional del socialismo español con la creación de la Unión General de Trabajadores (UGT), aprovechando la apertura para el asociacionismo que supuso el gobierno de Sagasta; y en 1905 añadió a estas organizaciones las Juventudes Socialistas, las mismas que con Santiago Carrillo al frente se pasaron al Partido Comunista en marzo de 1936.
Pablo Iglesias subió por vez primera a la tribuna de oradores del Congreso el 7 de julio de 1910. Su intervención demostró su talante revolucionario y antidemocrático, llegando a amenazar de muerte a Antonio Maura, líder conservador:
«El partido al que yo represento aspira a concluir con los antagonismos sociales, a establecer la solidaridad humana, y esta aspiración lleva consigo la supresión de la Magistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del Ejército, y la supresión de otras Instituciones necesarias para ese régimen de insolidaridad y antagonismo».
«El partido socialista viene a buscar aquí lo que de utilidad puede hallar, pero la totalidad de su ideal no está aquí; la totalidad entiende que ha de obtenerse de otro modo. Es decir, que este partido… estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita . . . ».
«Tal ha sido la indignación producida por la política del Gobierno presidido por el Sr. Maura en los elementos proletarios, que nosotros . . . hemos llegado al extremo de considerar que antes que Su Señoría suba al poder debemos llegar hasta el atentado personal».

Pablo Iglesias Posse falleció en Madrid el 9 de diciembre de 1925.
Y Pablo Iglesias Turrión nació el 17 de octubre de 1978 en Madrid. 
Y ha descabalgado al fundador del PSOE en Google. 
Hijo de militantes socialistas, de ahí su nombre, y nieto de combatiente republicano en la Guerra Civil española, por parte de padre.

Posicionado políticamente en la extrema izquierda desde muy joven, se inició como militante a los 14 años en la Unión de Juventudes Comunistas de España, organización en la que permaneció hasta los 21. Quienes de ahí le conocen destacan dos características: su radicalismo y su vanidad.
Ha colaborado en publicaciones como Público, Kaosenlared, Diagonal y Rebelión. En 2003 inició en Tele K el programa La Tuerka que posteriormente se trasladó al Canal 33. En 2013 comenzó a presentar el programa Fort Apache, en Hispan TV. En mayo de ese mismo año, debuta como tertuliano en el programa El Gato al Agua, de Intereconomía. Después ocupa espacio en las demás cadenas, El cascabel al gato (13 TV), La Sexta Noche (La Sexta), Las Mañanas de Cuatro y 24h Noche de TVE. Igual que el fundador del PSOE, pero cambiando la prensa escrita por la televisada.

En 2014 da la sorpresa al conseguir que el partido político que crea, PODEMOS, obtenga 5 escaños en las elecciones al Parlamento Europeo, con casi el 8% de los votos. También obtienen, las coaliciones en las que se incluyen, buenos resultados en las municipales y autonómicas de mayo de 2015 y, en la generales de diciembre.
El acenso en el números de votos de PODEMOS es directamente proporcional al descenso en el número de votos del PSOE. Los analistas políticos coinciden en que una vez fagocitada Izquierda Unida, el siguiente objetivo parece evidente, aunque no exento de dificultad..

Y para concluir. Felipe de Anjou, conocido como el Animoso, nacido en 1683 en Versalles y con un pedazo de abuelo, que pronunció una frase para la eternidad: "el Estado soy yo". Hablamos de Luis XIV, el rey sol, el absolutismo hecho carne.
Felipe heredó el trono español al morir en 1700 Carlos II, el último de los Habsburgo en España, sin descendencia. Es el primer Borbón y accede a la corona de España con la condición de que la nueva dinastía no podría jamás unirse con la francesa.
Pero los Austria veían con derechos más legítimos para el trono al archiduque Carlos, lo que desencadenó una contienda general en Europa por ocupar el Trono de España: la Guerra de Sucesión Española (1701-14); que los separatistas catalanes aprovechan para vender el mito de una inexistente guerra de secesión.
El enfrentamiento entre el rey de Francia Luis XIV, el emperador de Austria y los países aliados de ambos bandos terminó con los Tratados de Utrech en 1713 y de Rastadt al año siguiente; en los que se reconocía a Felipe V como rey de España, pero a cambio de la pérdida de territorios en Italia y en los Países Bajos que pasaron al Imperio y a Saboya respectivamente; a su vez se cedía Menorca y Gibraltar a Gran Bretaña y a Portugal la colonia de Sacramento.

Curioso es que el último Rey Borbón también se llama Felipe.
Don Felipe de Borbón y Grecia es el tercer hijo de Don Juan Carlos y Doña Sofía. Nació en Madrid el 30 de Enero de 1968 y fue bautizado con los nombres de Felipe, Juan, Pablo y Alfonso de Todos los Santos.
Lleva el nombre de Felipe, precisamente, en memoria del primer Rey Borbón de España y el tiempo nos dirá si se da la coincidencia que hemos visto con Rómulo y con Constantino.

¿Caprichos de la Historia?
Lo que no se puede cambiar es que Rómulo funda Roma, Augusto es el primer emperador de Roma y Rómulo Augusto el último.
Del mismo modo que tampoco se puede cambiar que El emperador Constantino funda Constantinopla, sobre la base de Bizancio, y que el último emperador del Imperio Romano de Oriente fue Constantino XI Paleólogo.
Que Pablo Iglesia Posse funda el PSOE tampoco se puede cambiar, ahora bien, que Pablo Iglesias Turrión expida su certificado de defunción, sí puede cambiar.
Del mismo modo que no se puede cambiar que Felipe V haya sido el primer Borbón y que de los españoles dependa que Felipe VI no sea el último.
Quizá no haya que tardar mucho para conocer si la Historia nos tiene preparadas dos nuevas coincidencias patronímicas.